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El análisis de los datos mostró que la mitad de las personas que tenían recuerdos falsos en realidad habían perdido el rastro de su pasado. Otros participantes estaban tan inseguros acerca de los detalles ficticios que su testimonio ante el tribunal habría sido inútil. El profesor Chris Brewin de la UCL destaca la importancia de ser cauteloso al interpretar los resultados de laboratorio en el mundo real. Así, el nuevo estudio plantea preguntas importantes sobre la fiabilidad del uso de falsos recuerdos en la práctica forense y cómo la evidencia científica puede influir en la justicia.
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